Definición
La intensidad de carbono representa la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que emite una determinada fuente para generar energía. Se mide al calcular la cantidad de dióxido de carbono equivalente (CO2eq) que se emite por cada unidad de energía generada. Si bien el dióxido de carbono (CO2) es el gas de efecto invernadero más importante y más conocido, no es el único. Para cuantificar las emisiones de todos los tipos de GEI, se expresan como “equivalentes de dióxido de carbono” (CO2eq), ponderando el potencial de calentamiento global que tiene cada uno. Las emisiones totales de GEI, medidas en CO2eq, se calculan sumando el valor de CO2eq de cada gas.
Dado que la mayoría de las fuentes de energía con bajas emisiones generan electricidad, los avances más significativos en la descarbonización –es decir, en la reducción de emisiones de carbono– han ocurrido principalmente en este sector. Fuera de la generación eléctrica, la energía solar térmica (utilizada en dispositivos como calefones solares) y los biocombustibles modernos se destacan por su contribución a la descarbonización de la producción de calor y el transporte, respectivamente.
¿Cómo evolucionó la intensidad de carbono de la matriz eléctrica de Argentina?
En Argentina, la evolución de la intensidad de carbono de la matriz eléctrica muestra un importante crecimiento hasta 2010, una estabilización de 2012 a 2016 y, a partir de entonces, una gradual reducción. El aumento de la intensidad hasta 2010 se debe al crecimiento temporal de la participación del petróleo entre 2005 y 2015 y la reducción del aporte hidroeléctrico. A la inversa, la reducción de la intensidad de carbono a partir de 2016 se explica por la caída de la participación relativa de combustibles líquidos, reemplazados principalmente por gas natural, y la incorporación de fuentes renovables no convencionales a partir de 2018.
Si vemos la evolución de 2000 y 2023, Argentina mantuvo su intensidad de carbono, a contramano de lo ocurrido a nivel mundial y regional, en donde se redujo lentamente. Uno de los países que mayores progresos hizo en este período fue Dinamarca, en donde la intensidad de carbono cayó 70% producto del gran avance de las energías limpias, en particular la eólica.
La intensidad de carbono de la matriz eléctrica argentina es menor al promedio mundial, pero mayor al regional
En 2023, la intensidad de carbono de la matriz eléctrica argentina fue 26% menor al promedio mundial. Esto se explica porque, si bien el avance de las energías limpias ha sido lento, tenemos una alta predominancia del gas, que es menos contaminante que el carbón.
Ahora bien, al comparar con la región, Argentina tiene una matriz eléctrica de mayores emisiones: más del doble que el promedio de América del Sur. Ello se debe a que las matrices eléctricas de Brasil, Uruguay o Paraguay están entre las más limpias del mundo, fruto del elevado peso de la hidroelectricidad en ellas. Otros países con matrices eléctricas muy limpias son Noruega, por la hidroelectricidad; Suecia, por una combinación entre la hidroelectricidad, nuclear, eólica y las bioenergías; y Francia, por la nuclear.