El PIB según la demanda
Si descomponemos el PIB según la demanda, encontramos cinco componentes:
- El consumo privado (la demanda de los hogares).
- El consumo público (la demanda del sector público para su funcionamiento corriente).
- La inversión (la demanda de empresas y del sector público de bienes que permitan mejorar o ampliar la plataforma productiva del país).
- Las exportaciones (la demanda de producción local por parte de otros países).
- Las importaciones (la demanda doméstica por productos fabricados en otros países).
La suma de los primeros cuatro componentes, restadas las importaciones (dado que en este último caso la producción no es realizada fronteras adentro), da la totalidad de la demanda agregada. A su vez, esta es idéntica al PIB. Pero, ¿cuál es la importancia relativa de cada uno de estos componentes?
En Argentina, el consumo de los hogares es el componente más importante de la demanda
El consumo de los hogares (también llamado consumo privado) es, de todos los componentes del PIB, el que más suele preponderar en todos los países. Como se ve en el gráfico, a lo largo de la historia, el consumo privado osciló entre el 60% y el 75% del PIB en Argentina. En 2022, explicó el 64,6% del total.
El consumo público, en tanto, incrementó su participación en el país desde un 9,6% en 1935 hasta un 15,8% en 2022. Puede observarse que, a partir de 2004, tomó un fuerte impulso de la mano de la expansión del gasto público.
Por su parte, la formación bruta de capital (la inversión) fue creciente en la década de 1960 y buena parte de la de 1970. La misma tuvo su pico de participación en la segunda mitad de dicha década (27,3% en 1977), y desde entonces mantiene una tendencia descendente. No obstante, hubo algunos momentos de auge moderado (en torno al 20%). Por ejemplo, esto se ve en la primera mitad de la década de 1990 y en el período 2007-2008. En 2022, dio cuenta del 17,4% del total, muy por debajo de la media mundial (27%). El pobre desempeño económico, la alta volatilidad y la inestabilidad macroeconómica de las últimas décadas son factores que explican la debilidad inversora estructural de Argentina.
Por último, la participación de las exportaciones en el PIB promedió el 16,3% entre 1960-2022, ubicándose casi siempre por debajo de la media mundial. La única excepción fue en los años 2002-2003, cuando las exportaciones alcanzaron el 25% del PIB en Argentina. Esto obedece a dos factores: por un lado, 2002 fue un año de fuerte recesión, con caída de los componentes del gasto que obedecen a la demanda interna (tales como consumo privado, inversión e importaciones). Por otro lado, se trató de un año de fuerte devaluación. Esto hizo que los precios de los productos exportados subieran por encima del resto, ganando así participación en el PIB.
El PIB según sectores
Una segunda forma de desglosar el PIB consiste en analizar los sectores específicos que producen los bienes y servicios que lo componen. La importancia de estos sectores varía entre países y también cambia a lo largo del tiempo.
¿Cómo varió a lo largo del tiempo la composición sectorial del PIB?
El sector agropecuario pasó de explicar el 26% del PIB en 1935, a menos del 10% en la actualidad
Durante el siglo XIX la economía argentina era fundamentalmente una economía productora de bienes agropecuarios, con una acotada participación de la industria. La creciente urbanización y el florecimiento de actividades industriales ligadas al mercado interno desde fines del siglo XIX incrementaron la participación de la industria en el PIB. Esto se consolidó tras la crisis del modelo agroexportador de 1930 y el inicio de lo que se conoce como la “industrialización por sustitución de importaciones” (de 1930 hasta mediados de la década de 1970).
A lo largo del siglo XX, el sector agropecuario fue perdiendo peso paulatinamente en el PIB: pasó del 25,7% en 1935 a menos del 10% en las últimas décadas. En un principio, la baja fue fundamentalmente compensada por la suba de la industria manufacturera, que pasó de explicar el 14,8% de la producción en la década de 1930 a superar el 30% en la década de 1960 y en la de 1980. A partir de entonces, con una mayor apertura de la economía y en el marco de reconfiguraciones globales en la producción industrial, el peso de la actividad manufacturera cayó. Lo hizo de manera persistente (salvo algunos períodos puntuales), acoplándose a lo ocurrido en el sector agropecuario. De este modo, la industria manufacturera explicó el 19,3% del PIB en 2023. La contracara del menor peso del agro y la industria en la economía ha sido la creciente participación relativa del comercio y los distintos tipos de servicios.
Este descenso de la participación relativa de la industria es común en buena parte del mundo occidental. El fenómeno se explica, por un lado, por el cambio tecnológico (que supone un abaratamiento persistente de los productos industriales por mayor escala y por nuevas tecnologías) y a cambios organizacionales (una creciente subcontratación en empresas de servicios de tareas que otrora se hacían con personal de las propias empresas industriales, tales como limpieza, servicios administrativos y contables, etc.). Por el otro, se encuentra la irrupción de Asia como zona fabril mundial.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que parte de esta fuerte baja de la participación industrial obedece a que la medición es a precios corrientes, la cual supone no sólo cambios en las cantidades producidas, sino en los precios relativos de los distintos bienes y servicios. Como se mencionó, en las últimas décadas, los bienes se abarataron notablemente producto de la suba de la productividad derivada del cambio tecnológico. En cambio, en los servicios eso ocurrió en menor medida.
El PIB y su distribución
La tercera forma de descomponer el PIB es la “distribución funcional del ingreso”. En este enfoque, se desglosa el PIB según cuánto se lo apropian los distintos factores de producción (principalmente trabajo asalariado, capital y otras fuentes de ingresos). En otros términos, la distribución funcional del ingreso muestra cómo se reparte la “torta” en un país.
¿Cómo evolucionó la distribución funcional del ingreso en Argentina?
El porcentaje del PIB captado por los asalariados ha sido muy volátil
El gráfico muestra, para el largo plazo (1935-2022), el peso de la masa salarial en el PIB, que es la métrica más utilizada para analizar la distribución funcional del ingreso. La masa salarial surge de multiplicar la cantidad de asalariados por el salario promedio. La distribución funcional del ingreso ha sido históricamente volátil, con ciclos marcados de alzas y bajas. Por ejemplo, entre 1943 y 1950, durante la década de 1960, a principios de la de 1990 y entre 2003-2015 se observan incrementos en la participación de la masa salarial. Incluso llegó a superar el 50% en ciertos años. Desde 1953 hasta 1959, entre 1974 y 1977, entre 1993 y 2003 y desde 2015 hasta 2021 se ven claros períodos de caída.
Las subas en la participación en el ingreso de los asalariados pueden obedecer a distintas razones. Entre estas se destacan:
- Políticas intencionadas desde los gobiernos que apuntan a elevar la participación de los salarios en el PIB (como ocurrió en el primer peronismo o en el período 2003-2015).
- Resultados exitosos de planes económicos (como los primeros años de la Convertibilidad, que supusieron una rápida caída de la inflación y una suba inicial de la participación de la masa salarial en el PIB).
- Cambios en la estructura productiva hacia actividades más intensivas en salarios (como en la década de 1960).
En contraste, las bajas muchas veces están asociadas a grandes devaluaciones (como 1976, 1982 o 2002). Esto se debe a que las devaluaciones suelen acelerar la inflación, lo que erosiona la masa salarial.