El crecimiento de Argentina en perspectiva histórica mundial
El crecimiento económico de un país se mide habitualmente a partir de la evolución de su PIB. Desde su independencia en 1816, Argentina ha atravesado diversos modelos de inserción internacional y significativos cambios en sus políticas económicas, influenciados también por las transformaciones en las condiciones globales. Como resultado, las tasas de crecimiento económico del país han mostrado notables contrastes a lo largo del tiempo. ¿Cuánto creció Argentina desde el siglo XIX? ¿Cómo se compara su desarrollo económico con el de otras naciones?
La relevancia de la economía argentina en el PIB mundial fue creciente hasta mediados de siglo XX y decreciente desde entonces
En términos absolutos, la economía argentina creció sistemáticamente por encima de la media mundial entre 1820 y 1950, particularmente a partir de 1870. Ello hizo que ganara protagonismo en el PIB mundial, pasando del 0,1% en 1820 al 0,2% en 1870 hasta un pico del 1,6% en 1950. Desde entonces, la tendencia fue la inversa. Para 2018, Argentina representaba el 0,7% del PIB global, una participación similar a la de principios de siglo XX.
Si bien el PIB per cápita de Argentina creció por encima de la media mundial entre 1820 y 1950, el fuerte incremento de la participación en el PIB global en ese período ha estado intensamente asociado al fuerte crecimiento demográfico. La población argentina se multiplicó por 32, una de las cifras más altas del mundo, mientras la población mundial se multiplicó por 2,3 en el mismo período. Dicho crecimiento demográfico se vio traccionado por la inmigración europea de fines de siglo XIX y principios del XX.
A partir de 1950, la menor participación de Argentina en el PIB mundial se debió a una combinatoria de peor desempeño en el PIB per cápita (principalmente a partir de la década de 1970) como de un menor crecimiento demográfico. Mientras que en Argentina la población se multiplicó por 2,7 veces entre 1950 y 2021, en el mundo lo hizo por 3,2.
En los últimos dos siglos, el crecimiento per cápita de Argentina fue inferior a la media mundial
Al tomar los más de 200 años comprendidos entre 1820 y 2022, vemos que el PIB per cápita de Argentina creció al 1,2% anual y se multiplicó por 11,5 veces. Esta cifra está por debajo de la media mundial (1,3% anual y 14,8 veces). Fue menor al de regiones como Europa, Oriente Medio, Estados Unidos, el Este Asiático o América Latina, pero mayor al del Sur y Sudeste de Asia o el África Subsahariana.
Debe tenerse en cuenta que el desempeño de Argentina, tanto en términos absolutos (la tasa de crecimiento en sí) como relativos (comparada contra otros países), fue muy cambiante a lo largo de la historia.
Por otro lado, debe considerarse que, de acuerdo a las estimaciones disponibles, en 1820 Argentina estaba en el puesto 12 a nivel mundial en PIB per cápita, de modo que partía de un lugar superior a la media mundial. Si bien creció menos en el largo plazo, el mejor punto de partida hace que todavía hoy el nivel del PIB per cápita de Argentina esté por encima de la media mundial y regional.
Entre 1820 y 1900, Argentina estuvo entre los cinco países de mayor crecimiento per cápita del mundo
En los años posteriores a la independencia de 1816, Argentina tuvo una economía estancada. Sin embargo, la estabilización política iniciada a partir de mediados de siglo XIX, la integración exitosa a la economía mundial a partir de la década de 1870 –posibilitada por cambios tecnológicos que abarataron el transporte de alimentos– y la expansión de la frontera agropecuaria, explican la aceleración considerable del crecimiento a partir de la década de 1870.
Entre 1820 y 1900, Argentina creció un 188% en términos per cápita, cifra equivalente al 1,3% anual. Si bien esta cifra es menor que los niveles de crecimiento que registró la economía mundial durante el siglo XX (1,5%), fue la cuarta más alta del mundo para la época y superior a la media mundial de ese entonces (0,9%).
La mejor performance relativa de Argentina durante el siglo XIX permitió que, para 1900, el país estuviera entre los 10 de mayor PIB per cápita del mundo, con niveles similares a Francia, Alemania o Canadá.
Entre 1900 y 1975, Argentina tuvo un PIB per cápita oscilante, pero creciente
Entre 1900 y 1975, la economía argentina presentó altibajos marcados, con fases de fuerte contracción como la Primera Guerra Mundial o la crisis de 1930, seguidas de fases de recuperación. No obstante, el balance fue positivo: en 1975 el PIB per cápita fue 2,8 veces mayor al de 1900, lo que da una suba del 1,4% anual. A lo largo de este período, la tasa de crecimiento fue bastante similar entre las décadas donde predominó el modelo agroexportador (1900-1929) y la industrialización sustitutiva de importaciones (1929-1975), con un 1,5% y un 1,4% anual, respectivamente. Si subdividimos esta última fase entre 1929-1950 y 1950-1975, las tasas sí cambian notoriamente. Pasan del 0,6% anual en el primer subperíodo (producto del severo impacto de la crisis del ‘30) al 2% en el segundo.
Si comparamos contra el resto del mundo, el período 1900-1975 muestra un desempeño ligeramente peor al del período anterior. Hasta 1950, la tendencia de crecimiento fue algo mejor a la media mundial y de Europa Occidental, aunque inferior que la de ex colonias británicas como Australia o Estados Unidos. En contraste, entre 1950 y 1975 Argentina creció un poco menos que la media mundial. Se ubicó debajo de países como Australia y Estados Unidos, y de Europa Occidental en general, que registró en ese entonces las mayores tasas de crecimiento de su historia.
El gráfico a continuación muestra el nivel comparado del PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo (PPA) de Argentina, el mundo y varias regiones de desarrollo temprano desde 1900. Se encuentra en escala logarítmica, lo que es particularmente útil para ver tasas de crecimiento comparadas entre países, las cuales se identifican a partir de la pendiente de las curvas. A su vez, los gráficos con escala logarítmica permiten visualizar fácilmente procesos de convergencia o divergencia entre países, en función de si las curvas se acercan o se alejan respectivamente.
Como se ve, a principios del siglo XX, Argentina tenía un PIB per cápita similar al promedio de Europa occidental, el cual casi duplicaba la media mundial. No obstante, era inferior al de países como Estados Unidos, Reino Unido o Australia. Producto del menor crecimiento, para principios de la década de 1970 Argentina había quedado por detrás de Europa Occidental, sin tampoco achicar las brechas con Estados Unidos o Australia. No obstante, seguía siendo una economía bastante más rica que la media mundial, aunque con un diferencial de PIB per cápita un poco menor que a principios de siglo.
Desde mediados de la década de 1970, Argentina ha sido uno de los países con menor crecimiento per cápita del mundo
Entre 1975 y 2022, el PIB per cápita de Argentina creció apenas un 30%, lo que equivale a apenas un 0,6% anual. Esto es menos de la mitad de la media del período 1820-1975. En comparación, desde 1975 el mundo creció al 1,6% anual, la Unión Europea al 1,7% anual y Estados Unidos al 1,8% anual. La región del Este Asiático y Pacífico lo hizo a un 3,7% anual, impulsada por China, que fue el país del mundo que más creció. Su PIB per cápita se expandió a un 7,8% anual, dando como resultado una multiplicación por más de 34 veces. El desempeño argentino solo estuvo por encima del África Subsahariana, que prácticamente no creció (0,2% anual).
Desde 1975, hubo sólo dos períodos de fuerte crecimiento del PIB: 1991-1998 (los primeros años de la convertibilidad) y 2003-2011 (los años dorados de la llamada “posconvertibilidad”). No obstante, esas etapas no lograron sostenerse en el tiempo y dieron lugar a profundas crisis (como la de 1998-2002) o prolongados períodos de estancamiento (como el iniciado en 2011 y que aún perdura).
Son varias las razones que explican el pobre desempeño local desde la década de 1970. Una es la imposibilidad que tuvo Argentina para estabilizar la macroeconomía, con niveles de inflación superiores a la media mundial durante casi todo el período (excepto entre 1993 y mediados de los 2000). A su vez, la salida del modelo de industrialización por sustitución de importaciones y los intentos de apertura económica fueron más abruptos que en otros países y con un nivel de industrialización más alto. Esto dio como resultado una mayor destrucción de capacidades productivas. Hasta hoy, estas no pudieron ser del todo compensadas con el surgimiento de nuevos sectores dinámicos.
A pesar del pobre desempeño económico de las últimas décadas, el PIB per cápita de Argentina sigue siendo mayor a la media mundial
Si bien Argentina viene perdiendo terreno frente a otros países, su PIB per cápita todavía es de mitad de tabla para arriba. En 2022, el PIB per cápita de Argentina (en dólares a PPA de 2017) fue un 28% mayor a la media mundial y el país se ubicó en el puesto 65 sobre 184.
Si bien es mayor a la media mundial, el PIB per cápita argentino es considerablemente menor al de los países desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En 2022, el PIB per cápita de Argentina fue de 22.447 dólares a PPA, mientras que en los de la OCDE de 46.009. Esto significa que el PIB per cápita argentino fue el 49% de los de los países desarrollados.
En 2011, pico histórico del PIB per cápita en Argentina, esta proporción llegó a ser del 62% con respecto al promedio de la OCDE. El posterior retroceso relativo, también llamado “divergencia” (producto de una mayor distancia entre un país en vías de desarrollo y los más desarrollados), se explica porque el PIB per cápita de Argentina cayó 9% desde entonces, mientras que en la OCDE trepó 15%.
El crecimiento de Argentina en perspectiva regional
Argentina ocupa, desde hace varias décadas, el tercer puesto en términos de participación en el PIB de América Latina, por detrás de Brasil y México. Sin embargo, el desempeño económico local ha ido muchas veces a contramano del de la región. Esto generó importantes cambios, tanto en el peso relativo en el PIB regional como en el PIB per cápita relativo a la media latinoamericana. ¿Cómo fue el crecimiento de Argentina en perspectiva regional? ¿Qué factores están detrás de sus cambios?
A mediados de siglo XX, Argentina llegó a explicar el 25% del PIB latinoamericano, pero hoy explica alrededor del 10%
La evolución de la participación del PIB argentino en el total regional es bastante similar a la del PIB mundial: creciente entre 1820-1940 (particularmente entre 1870-1920), decreciente entre 1940-1990 y estable desde entonces.
Argentina pasó de dar cuenta del 4,4% del PIB regional en 1820 al 25,5% en 1940. De hecho, entre 1920 y 1950 Argentina fue la principal economía de la región, aún con un tamaño poblacional bastante menor al de México y Brasil. El mayor crecimiento de estos dos países, tanto demográfico como del PIB per cápita, durante el período de la industrialización sustitutiva de importaciones (entre la década de 1930 y principios de la década de 1980) hizo que ganaran participación en el PIB regional a expensas de Argentina y otros países de la región. De este modo, desde 1990, la participación de Argentina en el PIB regional ha estado en torno al 10%.
Desde 1820, el crecimiento del PIB per cápita de Argentina fue menor a la media de América Latina
De acuerdo con las estimaciones disponibles, en 1820 Argentina era el segundo país con mayor PIB per cápita de la región, solo por detrás de Uruguay. Entre 1820 y 2022, el incremento del PIB per cápita de ambos países (por 11,5 y 10,2 veces respectivamente) fue menor a la media regional (14,7 veces).
No obstante, el desempeño relativo de la Argentina en comparación con la región fue bastante cambiante según la época. Entre 1870 y 1930, el PIB per cápita de Argentina creció al 1,7% anual mientras que la región lo hizo al 1,2%. Una de las razones de este mejor desempeño tiene que ver con la baja densidad demográfica del país y la amplia disponibilidad de tierras fértiles. Esto permitió un rápido incremento de la producción de productos agrícolas de clima templado.
Durante el período colonial, productos agrícolas tropicales como el azúcar y el café, considerados bienes de lujo, se exportaban ampliamente, a diferencia de los productos de clima templado como cereales o carne bovina, que no eran viables para la exportación a gran escala debido a su bajo valor por tonelada y al gran espacio que ocupaban en los barcos. Sin embargo, avances tecnológicos en la segunda mitad del siglo XIX, como la refrigeración de barcos y el desarrollo del ferrocarril, redujeron notoriamente los costos de transporte, haciendo viable la exportación de estos productos. Esto dió a países de clima templado como Argentina, Uruguay, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos y Canadá un gran impulso que no se dio en los de agricultura tropical.
Posteriormente, entre 1930 y 1975, Argentina tuvo un desempeño inferior a la media regional. El buen desempeño de Brasil y México en el mismo período se explica en parte por su mayor población y por ende escala. Contar con mercados domésticos más pujantes les permitió que la industrialización por sustitución de importaciones –que se dio en toda la región– floreciera con más fuerza.
Desde 1975, en coincidencia con la apertura económica de la región (que en algunos países se empezó a dar en la década de 1980), el desempeño argentino estuvo también por debajo de la media regional. A diferencia de 1930-1975, cuando Brasil y México mostraron una mejor trayectoria que Chile, Uruguay y Argentina, a partir de 1975 Chile y Uruguay crecieron considerablemente más que las economías más grandes de la región.
Un factor posible detrás de esto es que, al ser economías más pequeñas con mercados domésticos pequeños, la industrialización sustitutiva de importaciones y una economía semicerrada suponían una traba más que una oportunidad para su desarrollo. En contraste, Brasil y México tuvieron un modesto desempeño desde la crisis de la deuda externa de principios de la década de 1980, que los llevó al abandono del modelo de industrialización sustitutiva que les había resultado exitoso. A su vez, el auge de Asia como proveedor de manufacturas industriales limitó la trayectoria de desarrollo manufacturero encarnada en décadas previas.
Durante la primera mitad del siglo XX, Argentina fue el país de mayor PIB per cápita de la región
Entre 1890 y 1950, Argentina fue prácticamente todos los años el país más rico de la región. Esto obedece a la combinación de dos factores: el PIB per cápita argentino era más alto que el de la región luego de la independencia y, además, su tasa de crecimiento fue, a fines del siglo XIX y principios del XX, relativamente más alta que la de sus pares regionales. El auge del petróleo en Venezuela a partir de la década de 1920 hizo que sobrepasara a Argentina hacia mediados de siglo. Sin embargo, el pobre desempeño económico del país caribeño desde la década de 1960, que se fue agravando con el tiempo, le costó dicho liderazgo. En la actualidad, países como Chile, Uruguay y Panamá superan a Argentina en PIB per cápita que, a pesar del pobre desempeño de las últimas décadas, continúa estando entre los más ricos de la región.
El gráfico muestra el PIB per cápita de Argentina respecto al de distintos países de la región. Si la curva sube (o baja) ello implica que el desempeño de Argentina en ese período de tiempo está siendo mejor (o peor) que el del país en cuestión. Por ejemplo, si el valor asume el valor 2, significa que el PIB per cápita argentino respecto al del país en cuestión es dos veces más alto.
Incipientemente desde 1910, y particularmente desde 1930, la tendencia es a que la línea de América Latina baje. Esto significa que Argentina fue perdiendo la ventaja de PIB per cápita con la región a lo largo del tiempo. No obstante, dicha línea siempre estuvo por encima de 1. Por lo tanto, a lo largo de los últimos 200 años, Argentina siempre fue más rica que la media de la región y aún continúa siéndolo.
Desde 2011, el PIB per cápita de Argentina estuvo entre los de peor desempeño de la región
Argentina es uno de los pocos países de la región que actualmente presenta un menor PIB per cápita que en 2011. En 2022, el PIB per cápita fue 9% menor que el de once años atrás. Esta trayectoria negativa obedece a los crecientes desequilibrios macroeconómicos que el país fue acumulando desde entonces, y que prácticamente no se dieron en el resto de la región.
Brasil y Ecuador son países que, si bien tuvieron estabilidad macroeconómica, experimentaron un pobre desempeño, con caídas del 1% en ese período. México también estuvo bastante estancado, con un alza de apenas el 6%. Si bien no existen cifras oficiales desde 2014, Venezuela experimentó un desplome récord de su economía desde entonces: las estimaciones del FMI señalan una contracción del 68% del PIB per cápita entre 2011-2022.
El mal desempeño de las principales economías de la región, en parte asociado al final del superciclo de los precios de los commodities que había permitido una aceleración del crecimiento en el período 2003-2011, explica por qué el PIB per cápita latinoamericano apenas creció 5%, muy por debajo de la media mundial (19%). No obstante, hubo varios países que presentaron un desempeño más que aceptable. Es el caso de Perú, Colombia, Costa Rica o República Dominicana, cuyos PIB per cápita subieron más del 20%.
El crecimiento a nivel provincial
Argentina es un país de grandes asimetrías territoriales, que se reflejan en distintos indicadores. Uno de ellos es la participación de las provincias en el PIB nacional o en los niveles del PIB per cápita. ¿Cómo crecieron las distintas provincias a lo largo del tiempo? ¿De cuándo datan las distintas brechas territoriales? ¿Cuál es la situación actual?
La región pampeana y CABA explican más del 70% del PIB nacional
La producción de bienes y servicios dentro de Argentina se encuentra altamente concentrada en la región Pampeana (incluyendo CABA), que explica el 72,4% del PIB nacional. Mucho más atrás siguen la Patagonia (9,2%), seguida por el NOA (7,9%), Cuyo (5,6%) y el NEA (4,9%).
Al mirar por jurisdicción se encuentra que Buenos Aires (32,5%) y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (19,7%) son las dos principales. Sumadas, en 2022 dieron cuenta del 52,3% del PIB nacional. Le siguen Córdoba (8,5%) y Santa Fe (7,8%).
CABA y las provincias patagónicas son las de mayor PIB per cápita
En 2021, CABA fue la jurisdicción de mayor PIB per cápita, con valores 2,93 veces mayores a la media nacional. Le siguieron Tierra del Fuego (2,43 veces), Neuquén (2,03 veces), Santa Cruz (1,75 veces) y Chubut (1,43 veces).
Nueve de las diez provincias de menor PIB per cápita son del Norte Grande. Formosa es la peor posicionada (0,47 veces la media nacional), seguida por Misiones (0,49 veces), Corrientes (0,53 veces) y Tucumán (0,55 veces). Es decir, estas provincias tienen un PIB per cápita que es alrededor de la mitad del nacional. Comparado con CABA, la brecha es cercana a 6 veces.
Desde fines del siglo XIX, la región Pampeana (incluyendo CABA) explicó siempre más del 70% del PIB argentino
La centralidad productiva de la región Pampeana (principalmente, de CABA, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba) ha sido un rasgo distintivo de la economía argentina a lo largo de la historia. La participación de esta región en el PIB argentino pasó del 74,5% en 1895 al 83,4% en 1937, para luego reducirse muy gradualmente hasta el 72,4% en 2022. El incremento de la relevancia a principios del siglo XX se debe a que el modelo agroexportador favoreció más, en términos relativos, a esta región frente al NOA y Cuyo, que perdieron protagonismo.
El desarrollo y poblamiento de la Patagonia a lo largo del siglo XX, inicialmente como productora de hidrocarburos y luego con el surgimiento de otras actividades (como la minería, la pesca, el turismo, la generación de energía hidroeléctrica o ciertas industrias que contaron con promoción industrial como el aluminio en Chubut o la electrónica en Tierra del Fuego), fueron haciendo que esta región gane protagonismo en el PIB argentino, pasando del 0,5% en 1895 a más del 9% en lo que va del siglo XXI.
En los últimos 70 años, Neuquén fue la provincia que más peso ganó en el PIB mientras que CABA la que más perdió participación
Los disímiles ritmos de crecimiento provincial desde mediados de siglo XX explican los cambios en la participación provincial en el PIB nacional. Neuquén pasó de dar cuenta del 0,4% del PIB a principios de la década de 1950 al 3,5% en la actualidad. Esto se debe a que multiplicó su producción por 48, mientras que el país en su conjunto lo hizo por 5. El auge de la producción hidrocarburífera convencional durante la segunda mitad del siglo XX, sumado a la construcción de grandes represas hidroeléctricas y el desarrollo del turismo en la zona cordillerana explican tal desempeño.
La disminución de la participación de CABA se debe a factores demográficos. La población de la ciudad se mantuvo relativamente estable alrededor de los 3 millones de habitantes, mientras que en el país continuó creciendo. A pesar de ello, el PIB porteño se multiplicó por 3,3 veces, dando como resultado una gran suba del PIB per cápita. Estos datos deben interpretarse en el contexto de la expansión de la región metropolitana hacia el conurbano bonaerense que supuso una creciente población residente en la provincia de Buenos Aires, pero que trabaja en CABA.
Las provincias más pobres en 1895 tendieron a ser las de mayor crecimiento del PIB per cápita en el largo plazo
Las tasas de crecimiento de los PIB per cápita provinciales fueron muy disímiles en los últimos 130 años, pero muestran cierto patrón. Como se ve en el gráfico anterior, las provincias de menor PIB per cápita en 1895 (como Neuquén, Santiago del Estero, San Luis, Catamarca o La Rioja) más que cuadruplicaron su ingreso por habitante desde entonces. Este crecimiento fue mayor al promedio del país, que lo triplicó. En contraste, provincias con un PIB per cápita relativamente alto en 1895, como Santa Fe, Tucumán, Formosa o San Juan tuvieron un dinamismo mucho más modesto en esta variable. En este sentido, puede hablarse de cierta “convergencia” entre las provincias en el largo plazo.
No obstante, esta correlación inversa entre el nivel de PIB per cápita en 1895 y el crecimiento per cápita desde entonces dista de ser plena. Por ejemplo, CABA era el tercer distrito en PIB per cápita en 1895 y es el segundo de mayor crecimiento desde entonces (lo multiplicó por 6,4 veces). Se ubica sólo por detrás de Neuquén (multiplicó por casi 18 veces el PIB per cápita), que pasó de ser la provincia más pobre a fines de siglo XIX a una de las más ricas.
Dentro de las jurisdicciones más grandes, CABA ha tenido un crecimiento del PIB per cápita mucho más pronunciado que las demás desde 1895
El PIB per cápita de CABA se sextuplicó desde fines del siglo XIX. El crecimiento fue sostenido, con la excepción del período 1975-1986 y 2011-2022. Este desempeño se explica por el bajo crecimiento demográfico (en parte explicado por la expansión del área metropolitana en el conurbano bonaerense) y la creciente radicación de servicios intensivos en conocimiento de alta productividad. De este modo, CABA pasó de ser 39% más rica que la media nacional en 1895 a casi tres veces más rica en la actualidad.
En contraste, a partir de 1914, y de manera más acentuada en la segunda mitad del siglo XX, el crecimiento del PIB per cápita de la provincia de Buenos Aires se situó por debajo del promedio nacional. Así, mientras que en 1914 el PIB per cápita de esta provincia superaba el promedio del país en un 7%, desde la década de 1970 en adelante, se observó una tendencia inversa. Su PIB per cápita, en promedio, fue un 14% inferior al del resto del país. Mendoza registró una trayectoria similar, siendo más rica que la media del país a fines del siglo XIX y actualmente más pobre. Santa Fe pasó de tener un PIB per cápita 35% mayor a la media nacional en 1895 a uno similar en 2022. Por su parte, Córdoba hizo el recorrido contrario, pasando de ser 21% más pobre a 3% más rica.
Producto de la expansión de la frontera agropecuaria, Santiago del Estero fue la provincia de mayor crecimiento del PIB per cápita en lo que va del siglo XXI
El gráfico muestra la evolución desde 2004 del PIB per cápita de distintas jurisdicciones de Argentina. Como puede verse, distritos como Santiago del Estero mostraron una tendencia creciente, y otros como Santa Cruz, Chubut o Catamarca una declinante.
En el primer caso, ello se debe a la fuerte expansión de la frontera agropecuaria en las últimas dos décadas, que incidió en que la provincia fuera la de mayor crecimiento per cápita de todo el país. Santa Cruz y Chubut, en contraste, se contrajeron sostenidamente producto de la declinación persistente en la producción de hidrocarburos en el golfo de San Jorge. En el caso de Catamarca, la trayectoria está determinada por la producción declinante y luego de 2018, por el cierre de la mina Bajo La Alumbrera, que llegó a dar cuenta de más del 40% del PIB provincial en 2004.
Otras provincias mostraron vaivenes pronunciados. Neuquén se contrajo sostenidamente hasta principios de la década de 2010, pero en los últimos años registró un fuerte repunte. Ello se explica respectivamente por el ocaso de los hidrocarburos convencionales y el auge reciente de Vaca Muerta. Una tendencia inversa tuvieron Tierra del Fuego y San Juan, con PIBs per cápita que crecieron sostenidamente entre 2004 y principios de la década de 2010, y luego se contrajeron. El desempeño de la industria electrónica fueguina y de la minería sanjuanina, muy relevantes en los PIB provinciales, explican dichas trayectorias.
Referencias
Bibliografía
Aráoz, F., Nicolini, E. y Talassino, M. (2020). Growth and Convergence Among Argentine Provinces Since 1895, publicado en Tirado-Fabregat, D., Badia-Miró, M. y Willebald, H. (eds)., Time and Space. Latin American Regional Development in Historical Perspective, Palgrave MacMillan.
World Economic Outlook, octubre de 2023.
Cita sugerida
Schteingart, D. y Sonzogni, P. (2024). Crecimiento. Argendata. Fundar.